domingo, 22 de febrero de 2009

Cuentos y arquetipos: ¿leer a Jung o no leer a Jung?


Leí por primera vez el cuento Vasalisa la sabia en el libro de la Dra. Clarissa Pinkola Estés, Mujeres que corren con los lobos. Se trata de un cuento popular narrado en países como Rusia, Rumania, Polonia y todos los países bálticos, según la autora, donde encontró "pruebas de que sus raíces arquetípicas se remontan por lo menos a los antiguos cultos de las diosas-caballo anteriores a la cultura griega clásica."

Vasalisa es una joven que ha tenido que vivir con su madrastra y las hijas de esta, luego de la muerte de su madre. Esta nueva familia, como es de esperarse, la maltrata y para deshacerse de ella, la manda a traer fuego donde la bruja Baba Yagá. Al llegar donde la bruja Yagá (la madre salvaje, la sanadora), la pone a prueba muchas veces antes de decidirse a ayudarla.

"Después le mostró un gran montón de tierra que había en el patio.
--En este montón de tierra hay muchas semillas de adormidera, millones de semillas de adormidera. Quiero que por la mañana haya un montón de semillas de adormidera y un montón de tierra separados. ¿Me has entendido?
Vasalisa estuvo casi a punto de desmayarse.
--¿Cómo voy a poder hacerlo?
Introdujo la mano en el bolsillo y la muñeca le contestó en un susurro:
--No te preocupes, yo me encargaré de eso.
Aquella noche Baba Yagá empezó a roncar y se quedó dormida y entonces Vasalisa intentó separar las semillas de adormidera de la tierra. Al cabo de un rato la muñeca le dijo:
--Vete a dormir, todo irá bien.
Una vez más la muñeca desempeñó todas las tareas y, cuando la vieja regresó a casa, todo estaba hecho."

Pues ayer, leyendo sin querer lo que del mito de Psique y Cupido hay en el Asno de Oro de Apuleyo, hallé esto, que se refiere al encuentro de Venus y Psique cuando Cupido ya ha sido herido y se ha marchado lejos de Psique, y la princesa desesperada sale a buscarlo. Lo que se narra a continuación es lo que hace Venus quien está terriblemente indignada por el comportamiento de su hijo y Psique.

"Luego, manda que le traigan trigo, cebada, mijo, semillas de amapola, garbanzos, lentejas y habas; lo mezcla todo en un solo montón y le dice: "Me parece que una criada tan deforme como tú no puede conquistarse a sus amantes si no es sirviéndolos con esmerada eficacia; pues bien, quiero probar yo también lo que vales. Arregla este montón de semillas entremezcladas; separa los granos uno por uno y tenlos debidamente clasificados antes del anochecer: una vez concluida la tarea, te daré mi aprobación." Y después de asignarle la faena de un montón de semillas tan diversas, Venus se marchó a un banquete nupcial.

Psique ni siquiera acerca la mano a esa masa informe e inextricable: aterrada por lo monstruoso de esta orden, sin decir palabra, se queda estupefacta. Entonces, la hormiga, ese minúsculo habitante del campo, bien enterada de la dificultad que suponía semejante tarea, se compadeció de la compañera del gran dios del Amor, y maldijo la crueldad de la suegra; corriendo activamente de un lado para otro, convoca y reúne a toda clase de hormigas por los alrededores, y les suplica: "Tened compasión, activas hijas de la tierra fecunda, tened compasión de la esposa del Amor: es una jovencita hermosa y está en peligro; de prisa, acudid rápidamente en su auxilio". En oleadas sucesivas, este ejército de las seis patitas se lanza en masa y, en un alarde de actividad, clasifican todo el montón de granos uno por uno: los separan, los distribuyen, los agrupan por especies y en un instante desaparecen del lugar".
Lo más lindo de este relato en la obra de Apuleyo, es que el cuento de los dioses es transmitido de una vieja (aliada a una banda de ladrones) a una joven que ha sido recientemente capturada por los delincuentes para cobrar una recompensa. Es decir, de mujer vieja a mujer joven, ignorando los acontecimientos criminales, por supuesto.

Supongo que la relación de estas narraciones, el inconsciente y los procesos de individuación están harto explicadas desde la Psicología Analítica. Como estuve buscando más, encontré un documento de la Fundación Chilena de Psicología Analítica que se titula "Las tareas de la psique en los cuentos infantiles" y allí va, tejiéndose esto y lo otro, y Jung y Neumann y otros autores y autoras.

No he leído a Jung para nada. Lo interesante para mí, fue dar con eso en una sola noche de lecturas: dos versiones distintas, en tiempos y lugares distintos. Me sentí como si hubiera encontrado un cofre de monedas árabes en el patio de mi casa, con la invocación a De la Mariana, Bodin o Coldbert (o a cualquiera de los mercantilistas) que eso implicaría.

1 comentario:

HuelveElena dijo...

Ay, Laura,y yo pensando que a la Cenicienta le tocó separar las lentejas de la ceniza y la ayudaron los ratones!